Rector General de la UdeG coordina mesa de análisis en el Encuentro Internacional Universia

Ante cambios en la forma de investigar, por nuevas tecnologías, las universidades deben de impulsar un modelo participativo y colaborativo, concluyen

El Rector General de la Universidad de Guadalajara (UdeG), doctor Miguel Ángel Navarro Navarro, participó en el IV Encuentro Internacional Universia de Rectores, que se celebró el 21 y 22 de mayo en Salamanca, España, y en el cual coordinó una mesa de análisis sobre creación y transmisión del conocimiento.
 
Este encuentro se llevó a cabo con motivo del octavo centenario de fundación de la Universidad de Salamanca, con el lema “Universidad, sociedad y futuro”.
 
Reunió a líderes de más de 600 universidades de 26 países, con el objetivo de reflexionar sobre los profundos cambios de paradigma que condicionarán sus futuros papeles en la sociedad y la economía del conocimiento.
 
Navarro Navarro coordinó la mesa “Presencia de nuevos actores y de nuevos espacios en la creación y transmisión de conocimiento: redescubrir la especificidad de la tarea universitaria”. En la que participaron Fernando Galván Reula, exrector de la Universidad de Alcalá, España; Xavier Marcet, CEO de Lead To Change, España; Shigeru Miyagawa, Senior Associate Dean for Open Learning del Massachusetts Institute of Technology (MIT), de Estados Unidos; Margarita Arboix, Rectora de la Universidad Autónoma de Barcelona y Juan Carlos Navarro, Técnico Principal de Ciencia y Tecnología de la División de Competitividad e Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo.
 
El debate se enfocó en aspectos estratégicos como la aceleración de la innovación y la globalización; los cambios demográficos; la contribución de la investigación científica en la mejora de la calidad de vida; la preparación de jóvenes y adultos para un mercado laboral más complejo y apenas predecible, entre otros, y ha puesto de manifiesto la gran responsabilidad que tienen las universidades en este contexto.
 
Entre las conclusiones de la mesa se determinó que el efecto de la revolución tecnológica está ya presente y muchas industrias están sintiendo su impacto; la educación superior no es la excepción, y varias tendencias tecnológicas y sociales tienen el potencial de transformar el modelo educativo y operativo de las universidades; además, es una prioridad que los líderes educativos no sólo conozcan, sino que lideren esta revolución, anticipando cambios de paradigma en función de las nuevas realidades imperantes.
 
Los debates surgidos en Salamanca 2018 apuntan algunas acciones y programas especialmente relevantes para las universidades, tales como: flexibilizar y aplicar métodos educativos innovadores y repensar los procesos organizativos, administrativos y de sostenibilidad; alianzas, cursos y certificaciones con empresas de diferentes industrias; nuevos y alternativos modelos de certificación e integración con plataformas globales; ofertas formativas híbridas y programas de capacitación y actualización en el lugar de trabajo, en el marco de una formación adaptada a las necesidades del estudiante y que se extiende a lo largo de la vida; nuevas titulaciones, en especial aquellas relacionadas con las ciencias computacionales, la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la tecnología; y un mayor énfasis en la educación humanística, así como en las competencias transversales de los estudiantes.
 
En la mesa coordinada por Navarro Navarro coincidieron en que las universidades son sinónimo histórico de la generación de conocimiento y pilares esenciales e insustituibles del progreso científico. No obstante, el modo de hacer investigación ha cambiado y las universidades deben adecuarse a ello.
 
“Las universidades deben hacer un esfuerzo por informar y explicar qué hace, por qué y para qué. Para ello, la investigación debe de ser abierta, participativa y colaborativa, lo que obliga, también, a revisar los paradigmas de financiación y evaluación de las universidades y de los investigadores. Finalmente, la investigación debe ser interdisciplinar, abarcar todas las áreas, prestando especial atención a un equilibrio armónico y sostenible entre los avances tecnológicos y científicos, especialmente los más disruptivos, y los valores humanos”, señala el documento de conclusiones.
 
Afirmaron que las universidades reflejan estas desigualdades y no pueden eliminarlas por sí solas, pero sí pueden y deben ser una parte importante para su solución, siendo ejemplos de equidad y diversidad, y actuando como agentes transformadores del sistema económico y social.
 
“Para ello necesitan fortalecer las colaboraciones con diferentes sectores de la sociedad, incluyendo, entre otros, a la iniciativa privada, a las comunidades locales, a los medios de comunicación, a la clase política y a la sociedad civil organizada, además de otras universidades. Deben también hacer una reflexión estratégica ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el marco de una política universitaria de cooperación social, que debe necesariamente incluir aspectos de acceso, equidad, internacionalización y un espíritu innovador y emprendedor”, dice el documento.
 
En consecuencia, afirman, es fundamental la autorreflexión, la búsqueda constante de buenas prácticas y nuevas ideas, y una voluntad de adaptarse y de cambiar para poder seguir contribuyendo de manera contundente al desarrollo social y territorial.
 
“En conclusión, un contexto de cambio acelerado y constante, que plantea a nuestra sociedad del conocimiento desafíos trascendentales como el de un crecimiento equitativo y sostenible, requiere de una universidad que sea capaz no sólo de adaptarse, sino de liderar el cambio”. Y para enfrentar este retos, se debe “defender el papel de la educación como herramienta decisiva para el porvenir de los pueblos y de los territorios”, concluye el documento.
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 24 de mayo de 2018
 
Texto: Julio Ríos 
Fotografía: Cortesía